Desde luego que hay que tener mucha, muchísima mala suerte para que te ocurra lo mismo que a un transeunte al que se le vino el cima el cuerpo de una suicida que se lanzó por la ventana. Ocurrió en Viladecans, provincia de Barcelona.
Desde pequeño ya se le veían dotes para la profesión, dos generaciones de trabajadores del ferrocarril necesitaban continuidad. Ferroviario a tiempo parcial desde los 18 años, compagina su vida entre viajeros, amigos, enemigos y familia. Básicamente está en este mundo por que tiene que haber de todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario