sábado, 20 de junio de 2009

La paciencia tiene un límite

Bien es sabido el litigio que tenemos en Gipuzkoa con los centros de acogida de menores extranjeros: agresiones, robos, insultos, intimidación, etc. Desgraciadamente he conocido estos problemas de primera mano, ya que en mi localidad ha existido un centro de estos hasta hace no mucho tiempo. ¿Que si se nota ahora que ya está cerrado? ¡Vaya que sí se nota! Hay una paz en el pueblo que no os podéis imaginar.

Pero claro, lo que sobra de aquí se lleva a otros puntos de la provincia y lo único que se consigue con esto es trasladar el problema, no erradicarlo. Estos movimientos de menores tutelados por la Diputación han creado el rechazo de multitud de municipios, que en vista de lo que ocurre con esta gente, no quieren que se instale en sus dominios. En estos momentos donde más están sufriendo el problema es en Deba, donde están los chavales más conflictivos de todos, y cuando digo esto no lo digo en vano. Ayer mismo ocurría esto en Eibar: "Detenidos dos menores tutelados en Eibar tras agredir a varios vecinos y causar destrozos". No es la primera vez ni será la última.

En Donostia ya se han tomado precauciones e Interior anunció que reforzaría la vigilancia en las calles con más Ertzaintzas ante el clima de inseguridad que se vive. Es triste pero cierto, y no parece que a corto plano este problema vaya a tener solución. Ahora bien, lo que más me revienta de todo esto es que, siempre que ocurre algo con estos menores, aunque hayan hecho lo peor del mundo, siempre salen por detrás los sinvergüenzas de SOS Racismo defendiéndoles a capa y espada. ¿Por qué? Es algo que no entiendo...

Una cosa es darles la mano y otra cosa es que te quieran coger toda la mano, abusando del hecho de ser menores de edad y que no pueden ser deportados. Ellos son los reyes aquí, nosotros sus bufones. ¡Tiene cojones!

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